Un Duelo Mal Manejado Y La Organización Fallida Tienen Más Relación De Lo Que Pensamos

La organización tiene que ver con tener espacios que nos resulten agradable; en los que podamos encontrar aquellas cosas que necesitamos, cuando las necesitamos; con vivir de manera más simple y con niveles de estrés manejables. Hay personas que tienen un hogar con espacios saturados de cosas, mismas que usan poco o realmente no usan. Pueden incluso estar en pésimas condiciones y que en apariencia, al menos para otros es más basura que tesoro.

Con naturalidad has de pensar que una casa así, se encuentra en tal estado de negligencia, porque la persona es sucia, floja, pésima para manejar su tiempo y sus actividades. Jamás te detendrías a pensar que tal vez, el estado de abandono de su espacio físico, es solo el reflejo de un estado interno quebrado, roto, violentado, sacudido por una o más pérdidas en su vida. Te hago la pregunta, ¿Tú conoces a alguien así? ¿Algún buen amigo o lo que es más, un familiar querido vive en esas condiciones? Voy a pedirte un favor; no le juzgues sin conocer el trasfondo de la situación. Detrás de una organización fallida, puede imperar una desolación tremenda, por haber tenido pérdidas significativas, mismas que carecieron en su momento de un buen trabajo de duelo.

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Las pérdidas por muertes de seres queridos, de la salud, de una relación amorosa, un divorcio, la estabilidad económica, un empleo, cambios negativos inesperados, etc., desencadenan en mayor o menor medida una respuesta emocional, que de no ser manejada apropiadamente, conduce a resentirse, a la depresión y a generar apegos emocionales por no dejar partir esos sentimientos. La pérdida para muchos se traduce en un fracaso, un resultado desfavorable ante las expectativas de la vida. De ahí radica que si una persona no elabora su duelo, que es una experiencia personal e intransferible, va a tender a desarrollar conductas patológicas cuando pasados dos años del evento de la pérdida, no se han suscitado y superado las 5 etapas del duelo.

Etapas Del Duelo

Negación. La persona se reúsa a aceptar el suceso, en su mente trata de encontrar una manera de no aceptar la realidad del momento, diciéndose que probablemente es un error, una broma, una confusión o incluso un sueño.

Ira, Indiferencia, Enojo. Una o varias de estas emociones sobrevienen al darse cuenta de que la situación es real, que no ha sido una confusión ni una broma. Es natural sentir rabia ante la pérdida y claro que lo más sano es sacarla.

Negociación. Es el momento en que se pretende establecer un trueque con la divinidad de nuestras creencias. Te cambio mi situación y sufrimiento por una vida de abnegación, una conducta intachable o el cambio de manera de ser.

Depresión. Se empieza a tocar fondo, se empieza a constatar que existe dolor emocional. Esto hace que aparezcan episodios de depresión, que poco a poco y con la ayuda apropiada se pueden superar.

Aceptación. Llega entonces el momento de aceptar plenamente la realidad. Es hora de aceptar la pérdida y seguir adelante. Hay una paz interior que permite ver las cosas con más claridad y sobreponerse.

Cuando la persona no elabora su duelo o lo elabora mal por no permitirse sentir y expresar sus emociones y sentimientos; se experimentará un retroceso y estancamiento en alguna de las etapas. Se vivirá con resentimiento, con dolor. Algunas veces ni siquiera se pasará de la etapa de negación y en otros se sumirán en depresión constante. Estas etapas fallidas del duelo, son las que hacen que la gente se aferre a sentimientos dolorosos y transfiera parte de esos sentimientos a las cosas. No desean que exista un cambio, ni siquiera si es para bien, pues el cambio es sinónimo de incertidumbre. El doliente prefiere quedarse y aferrarse a lo que conoce aunque le dañe más. Por eso hay una imposibilidad emocional para dejar partir las cosas que tienen un lazo afectivo con el momento previo a la pérdida o con la pérdida misma. Por eso una casa que quizá en un tiempo previo pudo ser ejemplo de organización, ahora está solo en estado ruinoso. Existe pues una relación directa en los casos de casas de personas que padecen acumulación compulsiva o falta de interés en organizar y tener una vida simple. No es por ser perezosos, es porque su carga emocional es tan fuerte y pesada que no les deja fuerzas para sobreponerse y darle la vuelta a la página.

La Importancia De No Juzgar A La Gente Y Sus Circunstancias

No juzgues pues a una persona que tiene un hogar con deficiencia de organización, o que incluso tiene una organización fallida. Tampoco te anticipes a emitir un juicio de valor si ves que hay una persona que padece acumulación compulsiva. Si situación actual pude haber sido desencadenada por un duelo mal manejado, no por flojera o suciedad. Como organizadores profesionales, tenemos la obligación ética y de compasión, de no juzgar las circunstancias de una persona y su casa.

Es necesario prodigar especialmente en esta época, esa compasión y si está en nuestras manos, derivar a estas personas con Grupos de Ayuda Mutua. Incluso sin que haya una mala organización de casa, si cualquier persona que querida tienen problemas para elaborar sus duelos, acompáñale y hazle saber que hay otra manera de vivir. ¿Necesitas más información? Contáctame.

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